Politicus Magazine reveló ayer en exclusiva
la renuncia de la Directora de la Dacsyh
Querían ocultarla hasta hoy viernes
La lista negra que entregó al Rector
Al borde de un ataque de ira en Telerreportaje
Vestía color naranja y violaba equidad de género
Cómo me difamó Felipa el 14 de marzo
Desde el 15 de marzo pasado el tiempo fue, para la entonces aún directora de la Dacsyh, como dice el filósofo Juan Gabriel, un cruel amigo –o enemigo– y ese no se detiene. La rotación de la Tierra se reveló como un canto a fuego lento de ese bolero de Roberto Cantoral que comienza: Reloj no marques las horas porque voy a enloquecer. El acuerdo con los estudiantes en Rectoría fue que al regresar de vacaciones de la Semana Santa, presentaría su renuncia.
Presentó su renuncia antier, se despidió de sus colaboradores, y desapareció de la escena hasta que hoy, Enmanuel Sibilla la entrevistó en Telerreportaje. Ahí la exdirectora se libró a una carga –sobrecarga– de su caballería habitual y al borde de un ataque de ira, descontrolada por la emoción de ser echada de la dirección, cargó contra los estudiantes a quienes acusó de ser falsificadores de documentos para justificar sus faltas, de hackear el sistema de calificaciones, cargó contra los profesores, contra el presidente de la Sociedad de Alumnos al que prácticamente llamó un ambicioso porque dijo, quiere ser ahora el presidente del CDEUT, cargó contra los libros pues insistió que los profesores obligan a los alumnos a comprar libros y al menos una docena de profesores investigadores que publican libros a veces hasta los regalan a los alumnos. Cargó igualmente contra el presupuesto de la UJAT, pues dijo que ella tenía que trabajar para generar recursos para el mantenimiento de las instalaciones –cuando eso está en el presupuesto anual de la UJAT– haciendo diplomados, refiriéndose a los diplomados de titulación que cuestan al menos 10 mil pesos, y que dicho sea de paso, la Suprema Corte ha declarado inconstitucional a propósito de un amparo de un alumno de la UNAM. También saludó con sombrero ajeno: dijo que los investigadores que están en el Sistema Nacional de Investigadores son gracias a ella, y no es cierto, los SNI hacen un esfuerzo personal para sus proyectos de investigación, buscar editoriales, y pagan de su bolsillo sus actividades como investigadores. También saludó con sombrero ajeno cuando dijo que le había dado apoyo a alumnos para viajar al extranjero y otras universidades del país cuando en realidad eso es un presupuesto etiquetado que existe en todas las universidades públicas desde hace dos décadas. También revictimizó en vivo y en directo a una alumna que fue atacada por su pareja, otro alumno de la Dacsyh: al final de cuentas parece que nunca va a entender lo que es el respeto a la equidad de género y a la Constitución. La entrevista en Telerreportaje es una joya de la arbitrariedad. Además se otorgó a sí misma un reconocimiento público a costillas de los otros directores anteriores: “me dediqué de tiempo completo, como nadie, como ningún otro director lo había hecho, así es que yo no me arrepiento”. Esperemos que digan algo los otros exdirectores porque prácticamente les dijo que ellos no trabajaban. De la misma manera exhibió al Rector Guillermo Narváez Osorio cuando contó que el día que le pidió ser directora de la Dacsyh, “el Rector me preguntó ¿por qué aspiras a ser la directora? ¿para qué quiere ir? Si ya no gana lo que antes ganaba un director”, contó en la entrevista. Si ese es el criterio de selección de los cuadros de dirección, explicaría por qué a la UJAT la han convertido en una secundaria grandota y no en un centro de investigación de alto nivel. Felipa Nery Sánchez Pérez cerró la entrevista diciendo “no quiero ser causante de lo que yo no quería de que la Universidad, en especial esta División fuera causa de escándalos yo no voy a hacer quien provoque esto”. Sin embargo todos sabemos que ella lo provocó, primero con el sistema de terror que impuso en la Dacsyh y segundo, cuando se mostró prepotente el 14 de marzo pasado con los alumnos a quienes llamó borrachos y de ser manipulados por los profesores. En la vida no se puede engañar a la verdad.
Antier, 10 de abril, Felipa Nery Sánchez Pérez se fue sin anuncios, sin comunicado, sin mensaje a los estudiantes que maltrató, sin vergüenza alguna. Fuera de un número reducido de personas nadie supo que había presentado su renuncia. Hasta ayer en la tarde que, en exclusiva, lo reveló Politicus Magazine. Hasta ese momento la sociedad tabasqueña, a la que se debe la UJAT, y la comunidad universitaria no sabían nada. Todo fue en sigilo, casi en secreto, una clara intención de la nomenklatura de ocultarlo para que no pareciera lo que es: que esa directora fue echada por el repudio unánime de la comunidad estudiantil. Felipa Nery Sánchez Pérez fue acusada por los estudiantes de violar sus derechos humanos y la equidad de género, como quedó de manifiesto y para horror de la sociedad que vio el video de su reunión con los estudiantes el día de la movilización en su contra del 14 de marzo. Pero también cometió corrupción institucional al manipular al Consejo Divisional para ejecutar persecuciones, inventar delitos, investigar, rechazar pruebas y resolver sanciones, violando la reglamentación universitaria y la Constitución.
La cosa es que quisieron ocultar su renuncia prometiendo que el viernes 12 de abril se anunciaría a un interino, refiriéndose más bien a una encargada del despacho como es el procedimiento. Ayer jueves 11 de abril nombraron a la académica Biella Castellanos Coordinadora de Investigación y Posgrado y casi inmediatamente, de acuerdo a la página de la DACSYH estuvo en un acto oficial con el Rector y toda la cosa, donde fue presentada “en representación de la directora de la División Académica de Ciencias Sociales y Humanidades (DACSyH) Felipa Sánchez Pérez”. What??? Oh my god!Rebobinemos: en realidad se trataba ya de un personaje fantasma porque esa directora, para el día de ayer, llevaba 24 horas de no ser directora. La idea de hacer como que todo sigue igual busca no comprometer más la situación para la nomenklatura de la UJAT: cumplirle a los estudiantes pero manejar el asunto como un cambio administrativo, y todos felices. Y que nadie hable ya del movimiento estudiantil –triunfante– ni de que la ahora exdirectora colapsó la División académica que es la adscripción del mismísimo Rector. Sobre todo eso: aquí no pasó nada, no se perturbó la gobernabilidad de la universidad, lo del movimiento estudiantil fue que el sol los puso así, y hoy nos dormimos con una directora y mañana amanecemos con otra directora, y que siga el calor a todo lo que da.
Nada más que este asunto no es así de simple, a quién quieren engañar, más respeto deberían tener a los estudiantes y a la comunidad universitaria. La tremenda gravedad de las violaciones a derechos humanos de la ahora exdirectora ameritaba que su renuncia fuera anunciada inmediatamente. Y de la misma manera, que se publicara otra foto con la Sociedad de Alumnos y la nomenklatura de la Rectoría, sonrientes y encantados nuevamente por favor, junto a un comunicado para hacer el anuncio de la renuncia. Era lo que correspondía como acto seguido de la presentación de la renuncia de la ahora exdirectora. Las autoridades también debieron exigir unas disculpas públicas a Felipa Nery Sánchez Pérez a los estudiantes por su administración de terror que impuso durante 4 años, como una muestra de que a la Universidad se le respeta. O al menos por educación, la ahora exdirectora hubiera dicho adiós, hasta la vista, fue un placer conocerles y saber que estos años fueron el principio y el fin (Juan Gabriel dixit).
Pero el ominoso sigilo lleva también el objetivo de sustraer a Felipa de una investigación a fondo de las atrocidades que cometió durante su administración. Esas atrocidades violaron toda la reglamentación de la UJAT que ya detallé en mi artículo UJAT: esa directora. Y a todas luces tipifica lo que en el reglamento indica para la destitución no solamente como directora sino como académica de la Universidad. Eso es lo que debe proceder ahora, no hacer como que todo cambia para seguir igual, y taparse con la misma sábana como decimos los tabasqueños.
El ominoso sigilo con que quisieron manejar las cosas indica que la exdirectora sigue protegida por la Rectoría. Esto se confirmó cuando trascendió que probablemente el Rector Guillermo Narváez Osorio la nombre Secretaria de Servicios Administrativos de la UJAT, un lugar importantísimo pues significa el control de la operatividad presupuestal y administrativa de toda la Universidad. Un lugar perfecto también para que la exdirectora se libre a la venganza y a la persecución, la cual ya comenzó a tramar desde esta misma semana. La exdirectora habría entregado una lista negra al Rector con el nombre de los profesores de la División Académica de Ciencias Sociales y Humanidades que ella quiere que sean perjudicados por haber apoyado al movimiento estudiantil del 14 de marzo. Algunos de esos profesores de esa lista negra son Nicolás Haddad López, Fernando Rabelo Hartmann, Freddy Domínguez Nárez, entre otros, que en los próximos días sabremos sus nombres. Así es como la exdirectora está ocupando sus horas. Recordemos que el 14 de marzo difamó en vivo y en directo frente a los medios de comunicación a un académico cuando dijo que era el que estaba detrás del movimiento estudiantil mencionándolo por su nombre, en franca violación de los derechos humanos de dicho académico. Fue una muestra pública de cómo escapa a la exigencia de sentido y a la más elemental noción de la Constitución. Las transgresiones a la equidad de género son también muy representativas de lo que le es connatural.
Sin embargo para hacerle al cuento vestía color naranja los días 25 del mes de acuerdo a un llamado de la ONU para prevenir y poner fin a la violencia de mujeres y niñas. Su suerte quedó echada la tarde del 14 de marzo, el día de la movilización donde pidieron su renuncia, cuando se reunió con los estudiantes en el auditorio. En Rectoría definieron esa reunión como su última oportunidad y, debido al manejo desastroso que hizo en apenas dos minutos, la resolución de los altos mandos es que se tenía que ir.
Sin duda una lección que las autoridades deben aprender: nadie está por encima de la dignidad, todos somos iguales ante la ley y ante los derechos humanos. Una investidura no es la consagración de un Intocable. Porque como el verso que fue slogan de la Primavera de Praga, “Podrán cortar todas las flores pero no podrán evitar que llegue la primavera”.
La cosa de salir a los medios el día de la manifestación del 14 de marzo, a culparme del colapso que ella misma provocó sucedió cuando la directora bajó por fin de su oficina donde se había atrincherado desde la mañana. Ahí había esperado que la movilización de los estudiantes pasara a otra fase, la de cerrar el boulevard Bicentenario cuando ella se negó a salir a dialogar con ellos.
Alrededor de las 13h30 salió de su oficina a esa hora cumbre del sol, y caminó hasta la puerta de la División de Ciencias Sociales y Humanidades para hablar con los medios bajo un solazo de 39 grados y contando. Contestó unas preguntas, y entonces un reportero le preguntó si había profesores detrás de todo esto (el por qué ese reportero hizo precisamente esa pregunta y no preguntó por un partido, un candidato ahorita que hay muchos, o si era el sol que los había puesto así, es algo que pertenece al misterio). Enseguida, a pregunta del reportero, cargó contra mí con lo que ella consideró que iba a ser un bazukazo. Fue entonces que todo Tabasco vio a la directora en vivo y en directo sacarse de la manga una pequeña conjura, o dicho de otro modo, poner en marcha un método fallido: señalar a un culpable de todo eso que estaba ocurriendo, y dijo mi nombre completo, así sin una coma y sin un poquito de respeto a la Constitución: “¡Por supuesto, por supuesto que está Freddy Domínguez Nárez, no sé si ustedes, medios de comunicación, lo han visto todo lo que lo ha estado (sic) escribiendo en sus redes sociales, ¿por qué? Porque enfrentó un procedimiento, él enfrentó un procedimiento”. Así fue como lanzó su bazukazo de sol y sombras, que ella esperaba que me hiciera volar en mil pedazos, y al final la que voló en mil pedazos fue su credibilidad, o el fantasma de la poca credibilidad que tal vez todavía le quedaba a esas horas. Al día siguiente hice un Pronunciamiento para defenderme de la difamación.
Nunca antes se había señalado a un académico de esa manera tan soez. En esta ocasión su proceder fue igual al de Francisco Villa en la Revolución, de quien hay testimonio histórico de que alguna vez ordenó: “Fusílenlo y después averigüen”. Al señalarme públicamente, sin pruebas, de estar detrás del movimiento estudiantil que ella misma provocó, también se aventó el récord del argüende más grande en la historia de la Universidad.






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